Rescato de esta gran película de cine negro moderno una de las secuencias que más me han impresionado del cine reciente. En ella, Viggo Mortensen se ve obligado a pelear a muerte con dos sicarios que han sido enviados para asesinarle ¡en una sauna! El infeliz tiene que luchar sin más ayuda que sus manos y sus piernas, al encontrarse totalmente desnudo.
Una secuencia cruda rodada con pulso magistral, de una violencia visceral y terrible, mostrando el instinto animal más profundo. Pone los pelos de punta.
Es algo soberbio.
Además cuenta con una puesta en escena y una coreografía muy creíble y natural.
Es digna de análisis y disfrute.
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